Los tres pilares fundamentales involucrados en una movilidad más sostenible

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La ONU prevé un crecimiento de la población mundial desde 7,8 billones a 9,7 billones para 2050. Se espera que las zonas urbanizadas alcance para esa fecha el 68% en comparación con el 55% actual, esta circunstancia hace pensar que se producirá un aumento en la demanda global de la movilidad. Por otra parte, el número de personas que podrán costearse un vehículo personal está aumentando constantemente. Como resultado, a pesar de que hay una tendencia a dejar de lado el vehículo personal, la flota global de vehículos crecerá de 1.2 billones hoy a 1.6 billones en 2040. Por ello, es fundamental transformar la forma en que nos movemos y mejorar los servicios de movilidad para ofrecer, “más movilidad con menos impacto”.Para enfrentar este desafío, la transformación hacia la movilidad sostenible involucrará tres pilares fundamentales: el ambiental, el social y el económico. Las soluciones de movilidad sostenible deben diseñarse para contribuir positivamente a las comunidades a las que sirven, respetando sus objetivos ambientales, sociales y económicos.

Impacto medioambiental

El Acuerdo de París de 2015 fue firmado por 195 países, tiene el ambicioso, pero absolutamente primordial objetivo de mitigar el calentamiento global. El transporte en su conjunto representa una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y una proporción aún mayor del consumo de energía. Aporta el 27% del total de GEI en la UE (2016, 20% excluyendo el transporte aéreo y marítimo) y el 29% en los EE. UU. (2017). En 2017, el transporte representó el 58% de toda la energía consumida en el planeta, según la Agencia Internacional de Energía. Según la Agencia, se espera que la cantidad de energía utilizada por el transporte disminuya en un 39% para 2040 y represente el 50% del consumo mundial de energía en ese momento. Aun así, seguirá siendo una cifra muy elevada.

Esta reducción tan significativa requiere de un cambio masivo desde los vehículos con motores de combustión interna a motores eléctricos. En 2040, BNEF prevé que los vehículos enchufables representarán el 54% de todos los vehículos ligeros vendidos, pero aun así solo el 33% de la flota mundial, frente a aproximadamente el 2% y el 0,05% actual, respectivamente. El aumento de las bicicletas, patinetes y la movilidad a pie en lugar de conducir tendrán un papel importante en los centros urbanos. También es necesario usar menos energía por km de recorrido aumentando el uso de los transporte de alta densidad (transporte público). Como hemos mencionado anteriormente, toda la transformación debe provenir de un cambio masivo desde las fuentes de energía fósiles a renovables.

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A nivel mundial, estamos agotando los recursos naturales casi al doble de velocidad del que es capaz de generarse. Para hacernos una idea de cómo gastamos los recursos naturales; si a principios de año repartiéramos los recursos disponible en el mundo entre todos los países, el 11 de febrero Qatar ya hubiera gastado su cupo, el 15 de marzo los EE. UU., El 15 de mayo Francia, el 14 de junio China, o el 18 de diciembre Indonesia. Esto es claramente insostenible.

Impacto social

El acceso a la movilidad es una necesidad básica para todos. Sin embargo, no todas las soluciones están disponibles para todos los usuarios. Los problemas incluyen desde deficiencias en el transporte público, problemas económicos o incluso de salud que impiden a ciertas personas usar determinados medios de transportes. Vivir con un déficit de movilidad puede significar estar excluido de la sociedad en ciertas ocasiones. Si se implementan de manera inteligente, las soluciones de movilidad compartida y el transporte público (y combinaciones entre ellas) pueden permitir que aquellos que no tienen acceso a un vehículo privado tengan una movilidad plena. Esta es una contribución crítica ya que facilita la inclusión social, como encontrar y mantener un trabajo alejado de nuestro lugar de residencia sin disponer de un vehículo propio.

Por ejemplo, desde el punto de vista social-laboral, el acceso universal al trabajo en automóvil es discriminatoria, puesto que casi la mitad de la población adulta no tiene carné de conducir o del nivel económico suficiente como para mantener y disponer de un vehículo propio.  Los colectivos con mayor riesgo de exclusión laboral por el hecho de no disponer de automóvil o de no tener carné de conducir son las mujeres, jóvenes e inmigrantes extracomunitarios. Además de provocar disfunciones en un mercado laboral territorialmente limitado e imposibilitar ocupar todos los recursos humanos disponibles y genera oportunidades laborales perdidas

Los gobiernos locales y los proveedores de movilidad deben trabajar codo con codo para abordar estos déficits de movilidad en las áreas con unas extremas necesidades de soluciones de movilidad alternativas al automóvil.

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Impacto económico

El transporte cotidiano de personas independientemente del medio que use, conlleva unos costes económicos individuales y colectivos. Por ejemplo, una movilidad basada en el uso a gran escala del vehículo privado tiene un fuerte impacto en el consumo de combustibles derivados del petróleo, y esto supone un coste económico (además de social y ambiental) más elevado que una movilidad en transporte público colectivo y, sobre todo, más que una movilidad basada en desplazamientos a pie o en bicicleta.

Cuando se habla del coste del transporte, hay que tener en cuenta que se está haciendo referencia tanto a los que repercuten sobre la economía individual como a la colectiva, (costes internalizados, directos o indirectos), como a los denominados costes de las externalidades, los cuales no se ven reflejados habitualmente en el balance económico de los estados o de las personas.

Son los costes que nadie asume, los que finalmente acaban teniendo un impacto sobre la calidad de vida y el bienestar socioeconómico y ambiental de todos los ciudadanos: contaminación, cambio climático, ineficiencia energética, ruido, accidentes de tráfico, congestiones, etc. Dichos costes no sólo repercuten de forma negativa en el bienestar o la economía de los trabajadores, sino también en la competitividad de las empresas y del conjunto del país. A nivel europeo, se estima que el conjunto de las externalidades supera los 650.000 M€ anuales, un 7,3% del PIB europeo. Las externalidades del transporte por carretera representan más de tres cuartas partes del coste total. El cambio climático es el componente más importante, con un 30%, mientras que la contaminación atmosférica y los costes por accidentes representan el 27% y el 24%, respectivamente.

El transporte por carretera produce el mayor número de impacto (el 83,7% del total), seguido del transporte aéreo (14%), del ferrocarril (1,9%) y del de vías navegables (0,4%). Dos tercios de los costes los provoca el transporte de viajeros y un tercio el de mercancías. En España, estos costes están por encima de la media europea, ya que representan un 9,6% del PIB que es una proporción superior en casi dos puntos al impacto promedio en la unión Europea, y la presencia de la carretera también es mayor, casi el 80%.

Conclusión

La movilidad es esencial tanto para las personas como para los bienes. Debemos aprovechar las nuevas tecnologías y los nuevos modelos de negocios para hacer que la movilidad sea sostenible, accesible para más personas e integrada en un ecosistema multimodal para una mayor eficiencia general. La colaboración entre jugadores públicos y privados, junto con los ciudadanos, es más necesaria que nunca para desarrollar la movilidad sostenible de las personas. Dicha colaboración requiere iniciativas globales a largo plazo, como el Acuerdo de París, así como iniciativas locales, ya que no hay soluciones globales para abordar esta necesidad.

Fuente y mas información aquí.

Un comentario Agrega el tuyo

  1. Muy buen artículo y genial la imagen para representar la problemática del transporte en hora punta (solo que, en realidad por cada bici y cada autobús, habría muchos más coches con un solo ocupante y cuatro asientos vacantes).
    Entre las posibles soluciones, lo que está de moda en la ideología dominante es tratar de meter a la fuerza más gente en el autobús, o sacar a la calle más bicis y que la gente pedalee.
    Una propuesta mucho más eficaz sería aprovechar mejor los asientos libres para llevar en #menoscoches a todos los que trabajan tan lejos de casa que no llegarían en bici, o tardarían una hora en bus.
    Si preguntas a la gente, resulta que «seis de cada diez compartirían coche a diario para ahorrar».
    ¿Por qué no lo están haciendo ya?
    Porque no saben quién más (de todos los que se ven en el dibujo) va en su misma dirección.
    Lo arreglaremos con una aplicación en el móvil que se lo diga, como la que hacemos en DedoCar.org

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